El hecho es que el arte se percibe desde un lugar distinto de aquel desde el cual se percibe la ciencia, por ejemplo. Ortega y Gasset dice algo, no habla de esto, pero su definición me viene como anillo al dedo: "...Conocimiento del hombre o antropología filosófica. Esta disciplina nos enseñará que las almas tienen formas diferentes, lo mismo que los cuerpos. Con más o menos claridad, según la perspicacia de cada uno, percibimos todos en el trato social esa diversa configuración íntima de las personas, pero nos cuesta mucho trabajo transformar nuestra evidente percepción en conceptos claros, en pleno conocimiento. Sentimos a los demás, pero no los sabemos." Esto es devastador para el positivismo. Se lo siente, no se lo sabe. Se lo percibe.
El arte pega donde ninguna otra actividad del hombre pega. Ahí. En esa parte humana innombrable. Lo que el arte dice no puede ser puesto en duda porque, en rigor, no dice nada. No puede sabérselo al arte. No es inteligible. No se lo puede razonar, si se lo quiere comprender. Sólo se lo puede percibir. Como siempre decimos, las cosas no tienen importancia en sí mismas sino que adquieren su relevancia en las implicancias que tienen. Ya Platón decía: "Déjenme hacer los himnos de un pueblo y no me preocuparé por quien haga sus leyes." Si pensamos un poco en la actualidad de nuestro país, ¿Sería posible tanto consenso con respecto a la vigencia de los derechos humanos si no hubiera habido tanto artista encargado de conmover a la gente sobre este tema? ¿Hubiera sido posible el juicio a los militares, la derogación de las leyes de impunidad, etc., sin Charly García? Sin Mercedes Sosa? Sin Gieco? Yo lo dudo. Por lo menos.
Lo que conmueve a un hombre y a un pueblo, no es la información. Jamás. Lo que conmueve es la música de fondo, el tamaño de la letra, las imágenes elegidas, la impostación de la voz, todo eso que constituye el cómo es lo que llamamos criterio artístico. Pues bien. Queda dicho que es el arte lo que toca las fibras más íntimas del hombre. Entonces, yo me pregunto por las implicancias que esto tiene. Cómo puede pensarse una historia de la humanidad sin pensar una historia del arte? No podemos pensar a Hitler sin Wagner, no podemos pensar a Marx sin Beethoven o Brahms, ni a los Médici sin Miguel Ángel. No puede entenderse realmente a nadie si no se establece alguna empatía con lo que ellos sentían. Si no tuviéramos la posibilidad de saberlo, nos conformaríamos con los textos. Pero sabiendo que el arte es un transmisor de percepciones, no es algo cuyo valor histórico pueda desdeñarse con facilidad. Y sin embargo se lo hace. Como si fuera un dato menor o accesorio.
No quiero ser demasiado taxativo, pero los códigos caen. Las leyes funcionan mientras funcionan. La razón viene haciendo agua desde el siglo pasado. Sin embargo los hombres, al menos desde donde conocemos, siempre miraron a través de sus ojos, olieron por sus narinas, oyeron en sus orejas y palparon con su dermis. La percepción no varía demasiado! Lo amargo en la Grecia clásica sigue siendo amargo hoy. Lo que sí cambia es el vocablo "amargo". El fenómeno permanece, la idea también, pero el código cambia. Entonces por qué se soslaya algo tan unívoco (en algún sentido) como el arte? Porque no es inteligible. Descartes vive! Esto no es post-modernismo. Esto es una eterna agonía del añejo modernismo cartesiano. Aún hoy, después de haber recibido infinitos chancletazos por centuria, esa gran cucaracha moderna sigue intentando ponerse sobre sus patas y sigue recibiendo extremaunciones como esta.
G.-
Pero nunca podrán/podrás matar a esa cucaracha. Enhorabuena. Los dinosaurios se extinguieron y las cucarachas siguen acá.
ResponderEliminarA tu salud,
Esa cucaracha es como el niño de la entrada pasada. Morirá inexorablemente, pero será quien nos de a luz.
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