Foto: "El eterno grito de la existencia" S. Abaldi
"Se l'emozione di una lacrima è accompagnata
da un sorriso, vuol dire che la magia ancora esiste."
O. Zumbo
Se percibe una diferencia esencial entre magia e ilusionismo. Si buscamos ilusionismo en ese compendio de signos lingüísticos que es el diccionario, éste nos dice lo siguiente: "Arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales." Pero el diccionario nunca satisfizo mis necesidades de significación. Y sospecho que nunca satisfizo las necesidades de nadie. El ilusionismo se trata de generar ilusión. Obra sobre la apariencia y hasta ahí llega. Su búsqueda es la sorpresa y el desconcierto. Nada más.
Por otra parte, la magia representa una cuestión mayor. No sorprende (necesariamente), sino que conmueve. Quien presencie un acto de magia verdadero no sentirá desconcierto como emoción reinante. Es más bien una conmoción. Es por esto que no puede limitarse la magia a la actividad humana, aunque la magia perteneciente al hombre sea la que más nos conmueve.
El ilusionismo se hace con naipes, con palomas escondidas y dedos de caucho. La magia se hace con la psique (o alma, si nos ponemos místicos). El ilusionismo engaña los sentidos. La magia construye una verdad sobre el alma. Una verdad artística, de esas que a través de la ficción generan revelaciones irrefutables. De manera que la magia se encuentra en nuestra propia percepción del universo.
Alcanza con salir a la calle. Puede verse magia en transeúntes desinteresados que sonríen sin razón. Yo la encuentro cada vez que cruzo miradas con alguna señorita y con sólo eso sus mejillas se tiñen de sangre. Veo magia cuando un hombre en un colectivo sostiene a una mujer a punto de caer. Y se hace aún más conmovedora cuando percibo que el fulano quisiera hablar con la señorita, acercársele, romper con el anonimato impuesto por las grandes ciudades. Pero se reprime. En esa represión sin sentido se percibe algo mágico. Se percibe magia cuando toda una orquesta cae junta en un tutti, pero el director cae tarde. La magia nos golpea en la cara cuando vemos a un intérprete hacer exactamente lo que quiere hacer con su instrumento, y se nota.
El ilusionismo es técnica. La magia es arte. Mientras que uno se ocupa de demostrar que la mano es más rápida que la vista, la otra se empeña en probar que el hombre cree lo que quiere creer. Y en ese creer hay un crear implícito. La magia permite la interpretación de quien la percibe. El ilusionismo produce el desconcierto generalizado. La magia exalta las particularidades de cada hombre como sujeto. El ilusionismo deja a las masas con las bocas abiertas, bien dispuestas para que se las llenen de idioteces.
La frase que abre esta entrada pertenece a un hombre mágico, Orlando Zumbo. En español: "Si la emoción de una lágrima es acompañada por una sonrisa, quiere decir que la magia aún existe." En esa mezcla mugrienta de cosas va la magia. En llegar a la nada. Orlando nunca fue un ilusionista, fue un gran mago. Y así como un niño tuvo su elegía, también la tendrá Orlando. Quien nunca hizo caso de los refutadores de leyendas. Esos onanistas cerebrales que desconocen las profundidades del alma humana y ningún interés tienen en conocerla. Esos seres pragmáticos que se ocupan del fenómeno y nada más. Esos ilusionistas vagos y mediocres que confunden la magia y la grandeza de espíritu con un auto-engaño por medio del cual logran vivir, digamos, en paz.
No tengo ninguna intención de teñir de axiología mis escritos. Todas mis valoraciones son estéticas. Si alguien pidiera mi consejo, diría que la vida debe vivirse de la forma más conveniente posible. Asegurarse el porvenir, hacerse de una comodidad dichosa que nos permita sobrellevar la vida hasta la muerte. No importa lo que uno sea sino lo que uno logre. Eso es para la gente a la que le deseo la felicidad más absoluta. A aquellos a los que les deseo una vida mágica y digna de veras, les recomiendo todo lo contrario. Ocúpese de la vida misma y de ud mismo en tanto objeto de sí mismo. Hágase. No importa lo que ud logre, importa lo que ud sea. Porque los valores sociales son dinámicos. Y porque el único valor que de veras importa es el suyo.
Seamos bellos por sobre todas las cosas. Realmente no importa nada más. Bellos para quién? Para nadie! Seamos hermosos, ocupémonos de la estética del mundo, llenemos de magia las esquinas. No hablo de belleza en términos de belleza clásica. Hablo de belleza de verdad. Hablo de autenticidad. Hablo de magia.
"Vivimos en un mundo tan tan horrible que
la única forma auténtica de rebeldía es la belleza."
Autor cuyo nombre no recuerdo.
G.-
amén
ResponderEliminarA, men...A!!
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